Dónde están los pulmones

Dónde están los pulmones

¿Sabes dónde están los pulmones exactamente, cuáles son sus funciones, y qué enfermedades padecen más habitualmente? Sigue leyendo y conoce un poco más sobre los pulmones y para qué sirven.

La respiración es uno de los procesos más importantes del cuerpo. Es tan importante que el organismo ha decidido no darnos el control total de ella. Aunque podemos sostener la respiración por largo tiempo, llega un momento en el que nuestros reflejos le ganan a nuestra mente y volvemos a respirar.

Los pulmones son el órgano principal de la respiración y es a través de ellos que el resto de nuestro cuerpo se mantiene funcionando.

Dónde están los pulmones y cómo es su fisiología

La respiración es importante para la vida porque el oxígeno es el que entra en la célula y convierte la glucosa en energía. Es esa energía la que mueve todo y permite que funcionemos con normalidad.

Pero, aunque sus efectos se ven en toda la anatomía humana, los pulmones se encuentran localizados en el pecho o tórax, una zona estratégica que podemos defender con nuestras manos de ser necesario.

Dónde se encuentran los pulmones

Los pulmones son órganos pares, es decir que tenemos dos de ellos ubicados a ambos lados del tórax. El izquierdo es un poco más pequeño porque comparte el espacio con el corazón, pero está separado de él mediante una capa elástica llamada pleura. Los sacos pleurales rodean ambos pulmones y secretan un líquido que lubrica los movimientos del pulmón dentro de la parrilla costal.

El movimiento del pulmón permite que éste se expanda para tomar aire y oxigenar la sangre que por él pasa. La respiración se logra a través de un grupo de músculos que mueven los pulmones y expanden las costillas, especialmente uno localizado debajo de los pulmones, llamado diafragma.

Funciones de los pulmones: el intercambio gaseoso

Una vez ya sabemos dónde se encuentran los pulmones es interesante conocer también cuáles son sus funciones. Los pulmones reciben grandes cantidades de sangre cada segundo. Del corazón sale una gran arteria pulmonar que desemboca directamente en ellos, se ramifica hasta convertirse en pequeños vasos sanguíneos, y riega de sangre todo el parénquima pulmonar.

A su vez, los conductos por donde pasa el aire, también llamado árbol bronquial, se ramifican dentro del pulmón una y otra vez hasta llegar a pequeñas bolsas llamadas alvéolos. Los alvéolos llenos de aire y los pequeños vasos sanguíneos llenos de sangre finalmente se encuentran para llevar a cabo el intercambio gaseoso.

La sangre sin oxígeno es de color más oscuro ya que tiene dióxido de carbono unido a la hemoglobina. La hemoglobina con dióxido de carbono tiene preferencia por el oxígeno y cuando pasa por el alvéolo lleno de oxígeno suelta el dióxido de carbono automáticamente y recoge el oxígeno. Así, sigue su camino hacia el resto del cuerpo para transportar ese oxígeno hacia el resto de las células.

Situación de los pulmones

Para funcionar correctamente, los pulmones necesitan mantener una estructura elástica que les permita expandirse con facilidad para llenarse de oxígeno. También es necesario que los sacos pleurales funcionen bien, sin comprimir los pulmones por exceso de líquido.

Otro factor importante es un líquido llamado “surfactante pulmonar”, que permite a los alvéolos mantenerse abiertos como bolsas infladas durante toda la respiración.

Enfermedades más comunes de los pulmones

Ya hemos visto dónde están los pulmones y cuáles son sus funciones. Veamos ahora cuáles son las enfermedades de los pulmones más habituales.

Infecciones respiratorias

Al estar en contacto constante con el mundo exterior, los pulmones son causa frecuente de infecciones, sobre todo en tiernas edades en las que aún el sistema inmune es inmaduro. Al saber esto, el cuerpo protege naturalmente a los pulmones a través de varias barreras, entre ellas la mucosa respiratoria, que recoge bacterias y sucio y lo expulsa al exterior.

Aun así, cuando una bacteria o virus atraviesa todas estas barreras, puede iniciar una infección respiratoria como la neumonía o la tuberculosis. El parénquima pulmonar infectado puede perder la elasticidad, llenarse de moco, o causar la destrucción de los alvéolos.

En casos especialmente complicados, las bacterias pueden utilizar los vasos sanguíneos de los pulmones para viajar por el resto del cuerpo infectando otros órganos.

EPOC y Enfisema Pulmonar

Como consecuencia del uso del tabaco y de la exposición al humo del tabaco, pueden acarrearse serias consecuencias de salud. Los pulmones del fumador pueden desarrollar “Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica”, también llamada EPOC por sus siglas.

Dónde se ubican los pulmones

Se trata de un aumento de las secreciones mucosas con disminución del calibre del árbol respiratorio. Como tal, conlleva a una respiración más forzada, y otros síntomas característicos como la tos matutina.

Las consecuencias del tabaquismo pueden avanzar hasta el punto de endurecer el parénquima del pulmón, lo cual se denomina enfisema pulmonar. Los pulmones se quedan expandidos y pierden la elasticidad, dificultando aún más los movimientos respiratorios y cambiando el aspecto del tórax.

Edema de pulmón

Los pulmones tienen una arteria que lleva sangre y drenan en venas que la devuelven al corazón. El sistema arteriovenoso pulmonar es primordial para el intercambio gaseoso, pero cuando la sangre se queda en el pulmón por mucho tiempo puede aumentar la presión en los vasos sanguíneos y hacer que el líquido se escape hacia el parénquima pulmonar.

El edema de pulmón generalmente se causa por un corazón deficiente que no es capaz de recoger suficiente sangre de la vena pulmonar y congestiona el tráfico de sangre. El edema agudo de pulmón causa graves problemas respiratorios que pueden desembocar en la muerte.

Neumotórax, Hemotórax y Derrame Pleural

La capa que rodea a los pulmones, llamada pleura, tiene un líquido que facilita y lubrica los movimientos de los pulmones. Cuando este espacio es ocupado por aire o un exceso de líquido, la función normal de los pulmones se ve alterada.

A causa de un traumatismo, el espacio pleural se puede comunicar con el aire exterior o con vasos sanguíneos lastimados, llenando así la zona de aire (neumotórax) o de sangre (hemotórax). De manera similar, algunas enfermedades pueden ocasionar una fuga de líquido hacia la pleura sin necesidad de que exista un traumatismo (derrame pleural).

Las tres condiciones causan una compresión en el pulmón que dificulta sus movimientos y puede resultar doloroso, sobre todo al inspirar.

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